El Solsticio de Verano siempre ha sido considerado el dedicado a Quetzalcóatl, cuya dualidad la Cihuacoatl o mujer Serpiente ha sido casi completamente olvidada. Pero el conocimiento escondido en la sombra de la noche ha vuelto, como despertar a la madre creadora, principal arquetipo dentro de Nuestra señora de Guadalupe en nosotros para soñar, sanar, tomar las mejores decisiones, defendernos, ver el futuro.